Dicen que con cinco notas se consigue la ligereza de un perfume, pero Ramón quería doblar la apuesta. Y, desafiando los cánones de la perfumería, pedía frescura por intensidad.
Con clásicos acordes de bergamota y lima con balsamita y neroli, dándoles la intensidad del musgo de roble y el ámbar. Porque más es siempre más.