Xerjoff describe a Nio como “Un refrescante paseo por la campiña del sur de Italia”, y no podrían tener más razón. Vistiendo a Nio, nos imaginamos paseando por un camino sombreado bordeado de cipreses en pleno verano, justo antes de que se ponga el sol. Es ese momento especial entre el día y la noche, el momento al que los franceses se refieren como la hora azul. Una ligera brisa se eleva desde un océano cercano, refresca el aire cálido y se mezcla con el aroma fresco y herbal de los árboles y su corteza leñosa. Pronto caerá la noche y los grillos empezarán a cantar. Estamos pensando en el Campari helado y en la buena compañía que nos espera en la villa que tenemos justo delante.
Nio se abre con una deliciosa mezcla de rico neroli y bergamota de Calabria antes de profundizar en su corazón verde y resinoso. Toques de especias, pimienta y cedro seco animan la composición, y el vetiver mantiene la refrescante fragancia de Nio. A diferencia de muchas fragancias verdes y terrosas, Nio no se desvanece en una vaga sombra amaderada. En cambio, conserva su vivacidad refinada durante horas y horas, mostrando alternativamente sus aspectos edificantes y misteriosos. Nio es la rara fragancia que es fresca sin ser discordante y elegante sin ser sofocante.
Neroli, bergamota de Calabria, cardamomo, nuez moscada, pimienta rosa, hojas verdes, cedro, madera de gaiac, vetiver de Haití, pachulí de la India, ámbar
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